Por Jesús Blasco, Director de Alianzas y Vinculación Emprediem
Las evidentes consecuencias del cambio climático y de la actividad humana en la Tierra llevan a tomar medidas que permitan vivir en un entorno lo más saludable posible. Todo negocio debe tener en cuenta los límites ambientales, pues contaminar y deforestar sin responsabilizarse ya no es un modo válido para crecer
Una aplicación en común que podemos mencionar acerca del desarrollo sostenible o sustentable, es que al hablar de ambos se alude a procesos que pueden mantenerse sin afectar a la generación actual o futura, ya que el mismo debe ser perdurable en el tiempo sin mermar los recursos existentes en la actualidad. Sostenible o sustentable hace referencia a lo mismo y si bien son sinónimos, tienen pequeñas diferencias, en las que “sostenible” hace referencia a un ambiente exógeno, con oportunidades y amenazas que te vuelcan a esto. Por otro lado “sustentable” refiere a un sistema endógeno, con fortalezas y debilidades propias que te hacen ser sustentable. Por ende, una empresa siempre debería llegar a ser sustentable en su etapa de mayor madurez.
Todas las estrategias son complementarias y sirven al mismo objetivo. La sustentabilidad es una cuestión integral, que atañe a toda la estructura organizativa.
La sustentabilidad se entiende como la cualidad de ser sostenible, especialmente las características del desarrollo que asegura las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de futuras generaciones. La sustentabilidad empresarial hace referencia a la capacidad de realizar las actividades durante un tiempo prolongado, teniendo en cuenta criterios sociales, económicos y ambientales que aseguren la continuidad del negocio. Una organización que actúe con ética en lo económico, social y ambiental tendrá más posibilidades de perdurar en el tiempo y va a generar valores compartidos para sus diferentes grupos de interés, además va a mejorar la situación de un gran número de personas.
Para alcanzar la sustentabilidad es importante avanzar por etapas empresariales que nos vayan asentando la idea dentro del core y los valores de la misma empresa y también de los trabajadores:
- Desarrollar un Pensamiento Sistémico, que nos permita mirarnos de manera integral.
- Asumir un Compromiso Medible, en términos de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
- Madurar en la sustentabilidad, según dónde estamos y dónde queremos estar.
¿Cómo hacerlo?
1. Desarrollar un Pensamiento Sistémico
Ya conociendo el significado de sustentabilidad, ahora es necesario lograr un equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social. Para lograr este equilibrio, las organizaciones deben ser conscientes:
- De la interconexión e interdependencia que existe entre todos los participantes del sistema en el que operan, y
- Del impacto que generan sus acciones en el presente y futuro de dicho sistema — y que las hacen parte del problema o de la solución.
Este pensamiento y forma de trabajar debe ser constante en el tiempo y aplicable a todos los procesos de la empresa.
2. Asumir un Compromiso Medible
Una vez que somos capaces de mirar correctamente a los demás y a nosotros mismos dentro del sistema, la pregunta natural que nos hacemos es ¿Cómo contribuir? ¿Cómo podemos ser parte activa de la solución y no del problema dentro del sistema en el que operamos?
La mejor forma de empezar es revisando los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que nos dan claridad respecto de dónde podemos contribuir y con qué objetivos podemos comprometernos para el desarrollo sostenible de nuestro sistema.
La idea es identificar aquellos objetivos que son más relevantes para el país, que están más cerca de nuestra actividad económica, que conectan con nuestro propósito y que vemos posible atender adecuadamente. Por otro lado, conviene revisar frecuentemente el nivel de avance e implementación de los ODS y comparar nuestros resultados con el resto de países. El Reporte de Desarrollo Sostenible 2020 ofrece información actualizada por país y muestra la data en diferentes rankings, dashboards y perfiles respecto de dónde está cada país en relación a los objetivos comprometidos al 2030.
3. Madurar en la sostenibilidad
Una vez incorporada la mirada sistémica y asumido el compromiso con objetivos de desarrollo sostenible, es vital llevar el pulso respecto de dónde estamos y dónde queremos estar en los niveles de maduración de la sostenibilidad:
A. NIVEL 1: “LOS FIEBRES”
En este primer nivel de madurez en sostenibilidad, las empresas cuentan siempre con un “fiebre”; una persona – muchas veces el dueño o gerente – que entiende el tema de sostenibilidad y cree fielmente en las posibilidades que existen de generar retornos en su aplicación; sea por imagen corporativa, por reducción de costos o por apertura a otros mercados o segmentos. Las motivaciones en esta etapa por otro lado tienden a ser a veces morales; los “fiebres” entienden que la sostenibilidad es una forma de desarrollarse en los negocios mientras se cumple con el papel fundamental que estos juegan en la sociedad de una forma responsable.
Las empresas en esta etapa tienen un gran deseo por aprender pero luchan constantemente con las barreras del cambio. Existe siempre una persona en la organización que quiere hablar del tema de sostenibilidad mientras el resto de las personas fundamentan sus objeciones en la visión de negocio tradicional.
B. NIVEL 2: “LOS METODÍSTAS”
En el segundo nivel de madurez en sostenibilidad, las empresas han pasado por el proceso del cambio hacia la práctica de tácticas sostenibles y quieren seguir lineamientos adecuados para hacerlo. Este es el nivel en el que toda la organización pretende entender el concepto de responsabilidad social y ambiental por medio de tablas de excel y gráficos de tendencia. Todo se trata de traducir a KPIs para que tenga algún sentido operacional.
En este nivel de madurez, las tácticas de diferenciación se enfocan principalmente en aplicar sistemas de gestión que me ayuden a comprobar un mayor “nivel de sostenibilidad” que la competencia. Aquí es cuando todos queremos llenar de sellos la puerta principal de la empresa. Queremos sacar todas las certificaciones que estén disponibles, cumplir con todas las ISO que apliquen al tema y pasar con la mejor nota todos los estándares internacionales.
C. NIVEL 3: “LOS PURISTAS”
En el tercer y último nivel de madurez en sostenibilidad, las empresas comprenden que la sostenibilidad no es sólo una “fiebre” del momento, que el consumidor no entiende de certificados y sellos como quisiéramos y que lo único relevante en la forma como desarrollamos nuestros negocios, de manera que generen resonancia, es la de descubrir un propósito superior a nuestra propia empresa que nos mueva hacia adelante.
En esta etapa, todas las personas que hacen parte de la empresa demuestran hablar un mismo idioma. Todos tienen claro el legado; la razón de ser del negocio que trasciende las utilidades; la razón por la que la empresa le haría falta al mundo si dejara de existir mañana.
Al igual que el “fiebre” que hace que la rueda comience a girar, los números y las gráficas y certificaciones ISO y de estándares internacionales, cumplen un papel fundamental en la búsqueda por un propósito superior… pero debemos trascender; debemos encontrar esa línea en el horizonte que nos defina como algo más importante para el mundo que los productos que vendemos y nos permita transpirar una relación armoniosa con nuestro entorno, que eventualmente se verá reflejado en lo que somos y la forma como hacemos vibrar al consumidor en una resonancia validada por nuestros valores en común.
El ser una empresa sostenible requiere de la incorporación plena de las dimensiones social y ambiental en la estrategia empresarial. Solo con un uso balanceado y responsable de los recursos naturales es que podremos crear un mundo más sostenible para todos.


